¿qué somos?, ¿qué estábamos haciendo y hacia dónde vamos?
Hay quienes dicen que se ha parado el mundo. Comercios, restaurantes, hoteles, empresas … Todos con el cartel de “cerrado por el COVID 19”. Confinados en nuestras casas para tratar de evitar la propagación de esta pandemia que ha sacudido el mundo de una forma tan inesperada.

©Alfonso Azaustre
El tiempo ha adquirido una dimensión diferente hasta el punto de que hay días en los que ni siquiera reparo en mirar el reloj. Lo que no ha parado es mi cabeza, siempre en continua ebullición pensando y tomando conciencia con la realidad de nuestra existencia, ¿qué somos?, ¿qué estábamos haciendo y hacia dónde vamos?.
Dolor. Eso es lo que siento, mucho dolor, cuando cada día escucho cómo nuestros mayores están sufriendo las peores consecuencias de este virus maldito. Muchos de ellos viendo el final de sus días de la manera más triste que jamás podríamos haber imaginado, y otros tantos, confinados en una soledad impuesta al ser la única manera de preservarlos y cuidarlos.

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Aunque cientos de kilómetros me separan de mi madre, ahora no hay día en el que no hable con ella y le pregunte ¿Necesitas algo, mamá?. Y como siempre, con la mejor de sus sonrisas y su dulzura, me dice que no me preocupe. Necesito abrazarla, cogerle la mano, comérmela a besos y sentirla a mi lado. Necesito saber que en ningún momento se siente sola, porque no lo está. Necesito darle una mínima parte de lo que ella me ha dado.
El otro día me contó su emoción al encontrar bajo su puerta una nota manuscrita: “Somos tus vecinos, Pepe y María Rosa, para lo que necesites estamos en casa”. Y también me ha contado lo agradecida que está a sus vecinos del quinto porque cada día pasan por su puerta para recogerle la basura. Con todo su amor y como muestra de agradecimiento se ha pasado la mañana en la cocina para obsequiarlos con su receta estrella “las croquetas de la abuela María”.

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Me arrepiento de esas tantas veces en las que le dije “Mamá, ahora no puedo hablar, luego te llamo, estoy en una reunión o estoy muy agobiado y no puedo ir a verte”. ¡Cómo que no tenía tiempo!. Hemos estado ciegos y nos pasaba la vida sin dar prioridad a lo verdaderamente importante.
Pero a pesar de todo, y aunque este virus es horrible, también tiene una parte buena y es que nos está enseñando que el mundo está lleno de buenas personas. Me he dado cuenta de que igual que el virus se propaga, también lo hace la generosidad y bondad de las personas. Y he querido sumarme a ellos. He buscado a mi alrededor para ver a cuántas personas podía brindarles mi ayuda, al igual que lo hacen con ella. Es nuestra obligación ayudar a nuestros mayores y ofrecerles todo lo que ellos se merecen.
¡Cuánta buena gente estamos encontrando en esta difícil andadura!. Todos esos héroes que en la sombra, que no tienen premios ni medallas de reconocimiento, pero que se dejan la vida día tras día dando muestras de su mayor profesionalidad y generosidad.

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Ahora nos toca seguir dando ejemplo, quedarnos en casa, ayudando en la medida que nos lo permitan nuestras posibilidades. Todo esto pasará y deberemos mirar al futuro con esperanza y con la lección aprendida para contestar a esa pregunta inicial: ¿qué somos?, ¿qué estábamos haciendo y hacia dónde vamos?.

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A todos nuestros sanitarios, cuidadores, personal de la limpieza, empleados de supermercados, agricultores, transportistas, cocineros, farmacéuticos, nuestros Cuerpos y Fuerzas de Seguridad del Estado, Policías, Guardia Civil, bomberos y a tantos otros que hacéis posible que siga la rueda de la vida, quiero daros las GRACIAS, GRACIAS, GRACIAS. No esperáis nada a cambio, os exponéis al peligro de contagiaros a vosotros y a vuestras familias y a pesar de todo seguís en la primera línea de batalla luchando por la ciudadanía. Vuestra labor os honra y os retrata.

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En momentos donde la economía va a tener un papel fundamental despues de toda esta pandemia a nivel mundial , los trabajadores del campo siguen produciendo para que haya productos frescos en los mercados.
Sin duda una gran labor de los pueblos rurales y sus agricultoroes, cooperativas de trabajadoras y trabajadores del esparrago en Huetor Tajar, los cuales siguen desafiando cada día a este virus y siguen trabajando ante una situación de mucha incertidumbre.

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No podía olvidarme de los mas pequeños, los niños que han demostrado que en un momento donde hay que ser ejemplar, donde cada gesto cuenta, ellos han elegido salvar vidas, ser unos auténticos Super Héroes, cuidando a sus abuelos, a sus papas, levantándose cada mañana con una sonrisa, sin preguntar, y entendiendo la situación que estamos viviendo desde el primer momento y dándonos una lección de vida a muchos adultos.
Para todos los niños del mundo va tambien nuestro reconomiento y nuestro aplauso …

©Alfonso Azaustre
No me puedo olvidar de lo vecinos de Huetor Tajar, mi aplauso va tambien por todos ellos, por entender que estos momentos son de ayudar, de sumar, de proponer y sobre todo de solidarizarse con las personas mas vulnerables .
Gracias ¡¡
Despido estas líneas con música, compartiendo unas letras de una canción de Laura Pausini que dice así:
“Vas a salir a la calle
y comenzar desde cero,
y darte cuenta que nada y que nadie,
puede robarte el futuro”.
Por nuestros mayores y por todos esos héroes en la sombra ¡
Va por vosotros!.
¡Que suene la música, maestro!.
Un artículo extraordinario, como la situación en la que nos encontramos!! Besos para los, espero que estéis bien
Muchas gracias Toñi, la verdad es que son tiempos muy complicados pero sacan el lado mas humano de las personas.